TOLEDO.- Cinco ministros, cinco, estuvieron de guardia este fin de semana, pero
ninguno acudió a la cita de Talavera de la Reina, donde María Dolores
Cospedal fue reelegida presidenta del PP de Castilla-La Mancha en un
“congreso a la búlgara” que ella misma tuvo que inaugurar y clausurar
ante la negativa del mismísimo Mariano Rajoy de acudir a respaldar a su
secretaria general, en lo que se interpreta ya como una nueva victoria
de Soraya Sáenz de Santamaría en la lucha personal que mantiene con la
'número dos' del partido, se jacta www.elplural.com
“Si Rajoy no viene, si no clausura nuestro congreso, el congreso de
su ‘número dos’, entonces, tenemos un problema…un grave problema de
legitimación”. Estas declaraciones de un líder castellanomanchego el pasado viernes, viene a confirmar la
distancia, cada día más pronunciada, existente entre el presidente del
Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, con su secretaria general, María
Dolores Cospedal.
Este domingo, las mismas fuentes, lamentaban el vacío que Moncloa está haciendo a Cospedal, hoy por hoy, “más sola que la una”, dicen, a la vez que no logran entender el aislamiento al que está siendo sometida la secretaria general del PP, cuyo trabajo es cada día más cuestionado, a pesar de haber sido refrendada por Mariano Rajoy en su cargo hace apenas tres meses. Sin embargo, el presidente parece ahora haberse olvidado de la otrora “valida”, y este fin de semana prefirió otras cosas que clausurar el congreso en el que su “número dos” fue reelegida presidenta del PP de Castilla-La Mancha.
Vacio que ha quedado clamorosamente patente este fin de semana, como lo prueba que hasta cinco ministros hayan estado de guardia y ninguno de ellos se haya acercado por Talavera de la Reina a echarle una mano a Cospedal.
Este domingo, las mismas fuentes, lamentaban el vacío que Moncloa está haciendo a Cospedal, hoy por hoy, “más sola que la una”, dicen, a la vez que no logran entender el aislamiento al que está siendo sometida la secretaria general del PP, cuyo trabajo es cada día más cuestionado, a pesar de haber sido refrendada por Mariano Rajoy en su cargo hace apenas tres meses. Sin embargo, el presidente parece ahora haberse olvidado de la otrora “valida”, y este fin de semana prefirió otras cosas que clausurar el congreso en el que su “número dos” fue reelegida presidenta del PP de Castilla-La Mancha.
Vacio que ha quedado clamorosamente patente este fin de semana, como lo prueba que hasta cinco ministros hayan estado de guardia y ninguno de ellos se haya acercado por Talavera de la Reina a echarle una mano a Cospedal.
Cristóbal Montoro se fue el sábado a Sevilla a la toma de
posesión del socialista José Antonio Griñán; el ministro de Justicia,
Alberto Ruiz Gallardón, prefirió marcharse al congreso del PP cántabro
para arropar a Ignacio de Diego, mientras que los ministros José Manuel
Soria, Ana Mato y Jorge Fernández, hacían lo propio con la líder de los
“populares” catalanes, Alicia Sánchez Camacho, que, además, recibió el
domingo en su congreso los parabienes de la todopoderosa vicepresidenta
del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
No solo eso, María Dolores Cospedal invitó a quinientas personas a su “congreso búlgaro”, nadie de importancia destacada, pero ninguno de sus compañeros autonómicos acudió a esta cita, cuando hasta cinco presidentes de gobiernos regionales y varios ministros arropaban a Esperanza Aguirre en el congreso que el PP madrileño celebró hace apenas diez días, y donde la presencia de la secretaria general fue “vetada” en beneficio de Soraya Sáenz de Santamaría, encargada de la clausura del Congreso de Madrid.
Y es que Soraya Sáenz de Santamaría, “enemiga íntima” de Cospedal, está cansada de que la secretaria general de su partido asuma competencias que son exclusivas del Gobierno, o que “hable en nombre de Moncloa”, sin que la vicepresidenta conozca con anterioridad sus intenciones, reconocen fuentes conservadoras.
Aunque si fuera solo la antipatía de la vicepresidenta del Gobierno, la situación no sería tan preocupante para Cospedal. Lo que ocurre es que a su “enemiga íntima” hay que añadir la sombra de sus otros “enemigos”, como Ana Mato, Esteban González Pons y, sobre todo, Javier Arenas, quien a la postre puede ser su sucesor si las voces (que son muchas e importantes) contrarias a la bicefalia de la secretaria general prosperan.
No solo eso, María Dolores Cospedal invitó a quinientas personas a su “congreso búlgaro”, nadie de importancia destacada, pero ninguno de sus compañeros autonómicos acudió a esta cita, cuando hasta cinco presidentes de gobiernos regionales y varios ministros arropaban a Esperanza Aguirre en el congreso que el PP madrileño celebró hace apenas diez días, y donde la presencia de la secretaria general fue “vetada” en beneficio de Soraya Sáenz de Santamaría, encargada de la clausura del Congreso de Madrid.
Y es que Soraya Sáenz de Santamaría, “enemiga íntima” de Cospedal, está cansada de que la secretaria general de su partido asuma competencias que son exclusivas del Gobierno, o que “hable en nombre de Moncloa”, sin que la vicepresidenta conozca con anterioridad sus intenciones, reconocen fuentes conservadoras.
Aunque si fuera solo la antipatía de la vicepresidenta del Gobierno, la situación no sería tan preocupante para Cospedal. Lo que ocurre es que a su “enemiga íntima” hay que añadir la sombra de sus otros “enemigos”, como Ana Mato, Esteban González Pons y, sobre todo, Javier Arenas, quien a la postre puede ser su sucesor si las voces (que son muchas e importantes) contrarias a la bicefalia de la secretaria general prosperan.
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