Los taxistas de Albacete no podrán montar el surtidor previsto por falta de ayuda de la Junta

ALBACETE.- La Asociación de Taxistas de Albacete se ha visto en la obligación de paralizar el montaje de su propio surtidor por falta de apoyo económico, a pesar de que este proyecto abarataría los costes procedentes de un combustible cuyo precio en los últimos años se ha cuadruplicado. El presidente de esta agrupación, Juan Valcárcel, lamentaba la situación al límite que vive un sector que desde 2009 hasta hoy ha sufrido una caída del 60% en su recaudación. 

Fue en marzo de 2011 cuando la Asociación de Taxistas de Albacete firmó con la entonces alcaldesa Carmen Oliver la cesión gratuita, por un periodo de 75 años, de un solar de 1.330 metros cuadrados en la calle Serrería, justo al lado de la rotonda elíptica ubicada en los barrios de La Estrella y La Milagrosa, para poder montar una estación de servicio para taxistas donde, además de gasoil y gasolina, pudieran repostar electricidad los coches híbridos y también donde pudieran surtirse de gas licuado, otro de los combustibles que usan los taxis de Albacete.

Sin embargo, nada de este proyecto se puede avanzar porque, para empezar, el Gobierno de Castilla-La Mancha no puede de momento conceder ayuda alguna, y el colectivo no está para gastos extraordinarios. «Cualquiera que venga a una parada verá ocho o nueve taxis esperando a un cliente que tarda en llegar entre hora y hora y media para hacer una carrera media de 3,50 euros», denuncia el presidente de la asociación, que explica que a la hora de eliminar necesidades, el transporte público es de los más afectados.

Por lo general, los taxistas están cubriendo rutas a hospitales y estaciones con carreras que no duran más de siete u ocho minutos, lo que origina tarifas que no superan los 4 euros por viaje. De esta forma, mientras la recaudación ha caído en picado, las constantes subidas del combustible y el aumento del céntimo sanitario ha encarecido los costes en un 40%. «La rentabilidad de un taxi está siendo nula, estamos en una economía de subsistencia», asegura finalmente Juan Valcárcel.