BARCELONA.- Como en el océano, el pez grande se come al pequeño. Si El Corte Inglés
golpeó el negocio de proximidad hace décadas, ahora gigantes
tecnológicos como Amazon hacen temblar los cimientos de la cadena de
centros comerciales. La estrategia de su presidente, Dimas Gimeno, para sobrevivir es clara: aprovechar la ubicación céntrica de sus 85 tiendas para distribuir los pedidos online a casa de los clientes más rápido que nadie, cuenta Economía Digital.
“Podemos entregar en menos de dos horas a casi toda la población de España”, presume el ejecutivo en un encuentro organizado por la Cambra de Comerç de Barcelona. “Mientras las grandes tecnológicas –por Amazon y Alibaba– tienen
sus centros de distribución en las afueras de las ciudades, nosotros
estamos en el centro, por lo que podemos ser imbatibles en la velocidad
de la entrega”, añade.
Además, redobla la apuesta: “Estamos abiertos a cerrar acuerdos con
plataformas que ya entregan dentro de ciudad en menos de media hora".
Una clara invitación a empresas de reparto como Deliveroo y Glovo.
No obstante, la estrategia requiere de una importante inversión, que llegó a abrir la puerta a una salida a bolsa. Con la refinanciación
de la deuda firmada con la banca el pasado enero, el grupo disfruta
ahora de los recursos para disponer de un inventario prácticamente a
tiempo real o disponer de todas las referencias existentes en las
tiendas en la página web. “Ahora sólo tenemos 200.000”, asume, resignado, Gimeno.
A pesar del renovado músculo, El Corte Inglés deberá poner el freno
en su expansión. En el "futuro inmediato" queda aparcada la expansión
internacional –factible en Latinoamérica– y
la apertura de nuevos centros comerciales en España. “Siempre hay algún
proyecto pendiente, pero permitidnos que nos centremos en el reto
mayúsculo de competir con estos gigantes tecnológicos”, explica.
En su haber cuenta con una base de datos que acumula 75 años de información y la posibilidad de ofrecer una experiencia multicanal; que los clientes compren tanto online como en los centros físicos.
"En cambio, Amazon todavía está haciendo experimentos como comprar una cadena de supermercados en Estados Unidos o abrir una tienda sin dependientes", compara.
Gimeno denuncia que el combate entre el negocio tradicional y las
grandes tecnológicas no se da en igualdad de condiciones. "La
desigualdad fiscal existente no puede continuar, Europa tiene que
actuar", urge.
"Lo que no puede ser es que nosotros paguemos una serie
de impuestos que ellos se ahorran", añade. La solución: "O los regulas a
ellos o nos desregulas a nosotros".
"Por suerte, las autoridades se han dado cuenta de que hay un
problema", celebra. "Imaginad el panorama existente si estas grandes
corporaciones ganan cuota de mercado y siguen sin pagar impuestos",
alerta.
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