sábado, 4 de mayo de 2013

El PSOE siente "dolor" porque los datos del CIS no son buenos para los ciudadanos de C-LM

TOLEDO.- El PSOE de Castilla-La Mancha ha asegurado que "le llena de cierto dolor" que los datos del último barómetro autonómico del CIS no sean "buenos en ningún sentido" ni para los castellano-manchegos ni para ningún partido de la región.

   Así lo ha manifestado en rueda de prensa el diputado socialista, Fernando Mora, en la que ha destacado algunos de los datos más significativos de este barómetro con respecto a los partidos de la región y a la percepción que tiene la ciudadanía sobre ellos.
   Mora ha señalado que la "percepción negativa" de los castellano-manchegos que se refleja en estos datos, hace necesaria que se lleven a cabo "acciones políticas inmediatas" por parte del Gobierno regional en relación a la situación de paro, la Sanidad y la Educación.
   En este sentido, ha lamentado que los ciudadanos perciban un Gobierno regional "en parálisis" y que sientan "una frustración personal" por ello, por lo que ha pedido al Ejecutivo autonómico que lleve "la iniciativa" en acometer alternativas "valientes" que no se centren solamente en los "recortes".
   El portavoz socialista ha lamentado, que para los ciudadanos, el Gobierno regional suspenda "en honradez, en capacidad de diálogo, en eficacia y en la comunicación con la gente" y ha añadido que "solo aprobaría por los pelos en el conocimiento de los problemas de Castilla-La Mancha".
   Mora se ha referido a que el 46,8 por ciento de los ciudadanos considera que las acciones de la Junta en materia de desempleo ha sido "mala", el 39,1 por ciento cree que ha sido "mala" en materia de educación, y el 43,9 cree que la política en materia de economía ha sido también "mala", y que un 37,1 por ciento cree que ha sido "mala" la política de sanidad y un 27,5 que ha sido "muy mala" la política en este ámbito.
   Entre otros datos, el diputado socialista ha destacado que "el 42 % los ciudadanos consideren que la gestión de María Dolores de Cospedal ha sido "negativa", y que "el 42,5 % considere que no es honrada".
   Asimismo, ha puesto en valor que casi el 75 por ciento de los castellano-manchegos cree que la región está poco o nada preparada para salir de la crisis actual, y que un 61,7 por ciento opine que el principal problema que existe actualmente en la región es el paro, así como que el 85,1 considera que ha sido muy o bastante importante la política del Gobierno regional para generar esta situación.
   No obstante, Mora ha precisado que la encuesta se elaboró entre los meses de septiembre y octubre, a lo que ha añadido que desde esta fecha "han pasado siete meses" y el ciudadano tiene una percepción de "empeoramiento" de la situación del país y de la política.

El arzobispo de Toledo admite "problemas serios" con algunos padres

TOLEDO.- El arzobispo de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez, ha admitido que hay "algunos problemas serios" con padres que "siguen sin superar" que ciertas celebraciones cristianas en la vida de los hijos no son cuestión "de tradición o consumo religioso" y conciben la parroquia "como una estación de servicio o una gran superficie o un autoservicio" donde comprar o elegir lo que "más gusta o apetece".

   En su escrito semanal,  y a propósito de la iniciación a la Eucaristía de los niños de 8 ó 9 años que estos días reciben la primera comunión, monseñor Rodríguez asegura que aunque se puede ser "todo lo comprensibles posible", lo que no se puede aceptar "es que valga todo en este campo tan vital de la iniciación cristiana".
   "La primera vez que un niño recibe a Jesús sacramentado debe ser un acontecimiento porque no empieza y acaba en sí mismo", explica el arzobispo, que asegura que son los padres los responsables principales de que la posibilidad de recibir a Jesús sacramentado "no se reduzca a la misa festiva de la primera comunión".
   "Ellos se deben comprometer a ayudar a que sus hijos se acostumbren a celebrar, desde ese momento, la Eucaristía en domingo", porque ese es "el despliegue normal de la iniciación cristiana", convencido de que muchos padres "entienden la primera comunión como si estuviera separada de esa celebración dominical, encerrada solo en un día de fiesta".
   En este sentido, el arzobispo felicita a los padres que sí quieren vivir este acontecimiento "como lo quiere la Iglesia" y también agradece la labor de los catequistas y sacerdotes de las parroquias, a los que pide que enseñen "bien" a los niños cómo recibir a Jesús sacramentado "sin precipitación, sin prisas, tomando la sagrada forma y rezando enseguida que vuelvan a sus sitios".

La accidentalidad laboral en C-LM disminuye un 11,3% en 2013

TOLEDO.- La accidentalidad laboral en Castilla-La Mancha se ha visto reducida en un 11,3% en el primer trimestre del año 2013 con respecto al mismo periodo del año anterior, y la tasa ha disminuido en todos los sectores.

   Según datos facilitados por la Consejería de Economía y Empleo, la tasa de accidentalidad, que marca el número de accidentes por cada cien mil trabajadores, se ha colocado en 825 siniestros, frente a loas 930,4 de 2012. De ellos, 819,6 accidentes han sido leves, 4,5 han sido graves y 0,8 han sido mortales.
   El total de accidentes ha sido 4.324 con baja --986 menos que en 2012--, de los que 4.020 se han producido en la jornada de trabajo y el resto 'in itinere'.
   Por sectores, el mayor descenso de este índice se ha dado en Agricultura, donde ha decrecido esta tasa en un 17,9%. Le siguen Industria con un 16,4%; Construcción con un descenso del 13,8%; cierra el sector Servicios con una bajada del 4,5%.
   En valores absolutos, los accidentes en el puesto de trabajo han descendido un 19% y los accidentes 'in itinere' en un 13,1%. Según gravedad, los leves han descendido un 18,5%; los graves un 56,9%; y los mortales un 50%.
   Del total de accidentes laborales en este primer trimestre, cinco de ellos han sido mortales, cuatro de ellos durante la jornada de trabajo y otro más 'in itinere'.
   De los cuatro ocurridos durante la jornada laboral, uno fue debido a una patología no traumática, dos durante desplazamientos dentro de la jornada y uno debido a deficiencias en las condiciones materiales de seguridad.
   El sector que más accidentes totales acumula es el de Servicios, con un 57,5% del total, seguido de Industria con el 22%; Construcción el 11,7 %, y finalmente Agricultura con el 8,8 %.
   Por otro lado, en cuanto a la siniestralidad en trabajadores inmigrantes, se ha registrado una tasa de 410 por cada 100.000 habitantes, lo que supone un descenso del 10,2%.
   Según los datos de la Consejería de Empleo, los sobreesfuerzos físicos suponen el 41,8% de los accidentes, y la siguiente causa son los aplastamientos, con un 13,6%.
   Atendiendo a la antigüedad en el puesto, el 26,7% se acumula en trabajadores de menos de un año en su empleo, y el tramo más afectado es el comprendido entre tres y diez años, con un 33,4%.
   Además, las empresas de hasta 50 trabajadores acumulan el 64,9% de los accidentes, y las mujeres han sufrido menos siniestros, un 31,3% del total. El tipo de contratos que más incidencia tiene de este tipo de percances son los indefinidos, donde se acumulan el 65,9%.
   Por último, se han registrado 111 enfermedades profesionales, de las cuales 56 han sido con baja laboral, un 50,5%.

La crisis financiera, la economía real, soluciones y dificultades / Ángel Tomás*

Cuando a finales del 2007 surgió la "gran crisis económica y financiera" con influencia mundial, que aún se mantiene, se infravaloró y no se consideró su larga duración, de carácter internacional y su profundo efecto sobre el sistema financiero, la economía real y el endeudamiento generalizado. 

Se inició con la quiebra de Lehman Brothers, y no se tomó conciencia de su extrema gravedad y su repercusión a todos los niveles, incluso por el presidente de la Reserva Federal, Bernanke, a pesar de su alto nivel de preparación y su profundo conocimiento de La Gran Depresión de los años treinta en EEUU, a la que, sin duda, la actual la iguala en gravedad. 

Se perdió más de un año en dudas, perplejidad, análisis, diagnóstico y toma de decisiones urgentes, y pasados ya más de seis años se siguen cometiendo errores en la adopción de soluciones y ejecución de medidas imprescindibles. Lo que sí ha quedado claro es la influencia e incapacidad política a todos los niveles y en casi todos los Estados.

Merecen la pena algunas reflexiones sobre el origen, repercusión y errores cometidos, junto a las indecisiones y las medidas pendientes de implantar por falta de visión o intereses partidistas perturbadores. Analicemos someramente, por falta de espacio, la crisis financiera, la crisis económica, las soluciones y las dificultades de su aplicación.

La crisis económica hemos de calificarla de gran complejidad, si seguimos la teoría de la inestabilidad financiera de Minsky, ante el predominio de los mercados financieros y la banca de inversiones sobre la de intermediación tradicional; error incuestionable con ausencia de control de los bancos centrales, casi secuestrados por los poderes políticos, permitiéndose a las actividades financieras una libertad de alto perjuicio al desarrollo de la economía real productiva y de servicios.

Como en crisis anteriores, el crecimiento desmesurado del crédito hipotecario, cuyos activos se consideraron productos comercializables y rentables en cadena, carentes de riesgo, se potenciaron con el visto bueno de las agencias de calificación y de los organismos de control nacionales y supranacionales. Se creyó que el crecimiento acelerado era el único camino imparable, confiando en que el boom inmobiliario y el también crecimiento de los productos financieros novedosos y rentables marcaban el rumbo perfecto, y que el autogobierno y libertad de gestión de las actividades financieras era lo adecuado; pero ellos han sido la verdadera causa de la crisis profunda.

En España la crisis inmobiliaria puso de relieve la gigantesca inversión prisionera del ladrillo dejando a las entidades financieras sin liquidez y con un endeudamiento generalizado inasumible. La intervención financiera pública se vio obligada a actuar, perdiéndose también, en gran medida, la confianza interior y del exterior. Se repetía lo ocurrido en casi todas las crisis del pasado siglo XX: "la inversión financiera especulativa de auténtica ingeniería, con abandono progresivo de la banca de intermediación tradicional". Error imperdonable.

Se olvidó el pasado y no se quiso ver la necesidad de controlar el riesgo que ha conducido a una morosidad, incluida la de la propia recaudación fiscal, no conocida en las últimas décadas. La autorregulación en las instituciones financieras debe desaparecer de la práctica de una bien planificada política económica, recobrando los bancos centrales la imprescindible independencia y la facultad de control, que siempre han ejercido con admirable profesionalidad.

Los excesos han obligado a tomar medidas de contención del gasto y de recortes, que por dolorosas son de difícil aplicación; y antagónicas, por otro lado, con determinadas filosofías de los partidos políticos, que relegan a segundo término la planificación y aplicación de una economía política sabia y prudente.

Se consolidó la recesión, que sin nuevas fuentes de riqueza donde dirigir la inversión empresarial rentable como motor del crecimiento y del empleo, sin la optimización de la productividad, sin innovación, sin creatividad, y sin disminución del gasto público a niveles compatibles con el PIB nacional, no será posible detener. De nada habrá servido aportar efectivo al sistema bancario; éste volverá al déficit de tesorería y al deterioro de sus balances y no será motor de crecimiento que pueda sacarnos de la crisis, como tampoco será posible si no se resuelve la fragmentación de los mercados de crédito de la Unión Europea; de ésto último tiene la palabra Bruselas, muy lejos todavía de acometerla por abrigar Alemania serios recelos.

A nuestro juicio, el tratamiento fiscal y las continuas subidas de impuestos, están siendo lesivas, incoherentes y perjudiciales al crecimiento y al empleo. Que puedan ser necesarias, cierto. Pero aisladamente, sin un plan de reactivación creciente y sostenible, las consecuencias probadas son: más desaparición de empresas, aumento del desempleo, más fraude, en algunos casos injustificado y perseguible, y en una mayoría, inasumible por su deteriorada posición económico-financiera. Una subida interminable de impuestos en una coyuntura en recesión puede ser insoportable y asegura la disminución de la recaudación tributaria y el aumento de la morosidad fiscal, hechos probados con los datos actuales publicados.

Desde determinados estamentos se argumenta que España cuenta con una presión fiscal por debajo de la media de sus socios europeos. Nada más lejos de la realidad. En IRPF ocupamos en porcentaje la cuarta posición; sólo nos superan Suecia, Dinamarca y Bélgica. En el impuesto de sociedades el sexto lugar, también por encima de la media, y en IVA superamos a Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido. 

Si relacionamos la recaudación con el PIB nacional obtendríamos unos datos que demostrarían la falacia de la baja presión fiscal, sin olvidar que el aumento de los impuestos lleva aparejada la disminución de la demanda. Otro dato importante a tener en cuenta es el IRPF: Europa cuenta con los tipos marginales más altos del mundo; España se encuentra en cabeza con un 52%.

¿Qué hace un buen líder empresarial para alcanzar el éxito? ¿Qué debe hacer un
Estado para que su gestión económica sea eficaz y logre el crecimiento? Cumplir
integralmente con los tradicionales cinco puntos siguientes:

1.- ESTABLECER OBJETIVOS, innovadores y creativos, que atraigan el consumo.
2.- DISEÑAR ESTRATEGIAS, idóneas y viables.
3.- DETERMINAR EL CALENDARIO DE ACTUACIONES.
4.- GESTIONAR CON EFICACIA
5.- CONTROLAR SU CUMPLIMIENTO en tiempo real.
Hemos perdido seis años desde el estallido de la crisis, incrementándose el endeudamiento público a todos los niveles. Aunque se han realizado recortes, son
insuficientes y no se han abordado las reformas de las Administraciones Públicas,
sobredimensionadas y con duplicidades injustificadas. Al tiempo, no se han estudiado en profundidad medidas estructurales que impulsen el crecimiento del tejido empresarial y estimulen el emprendimiento razonado y viable de los emprendedores.

La estructura de la Unión Europea es débil e incompleta, y se tardará en llegar a una autentica unión política y financiera capaz de hacer frente al crecimiento ya iniciado de otras grandes potencias y economías emergentes. El Viejo Continente debe abandonar su lentitud y aprovechar sus ventajas para iniciar el crecimiento con alianzas intercontinentales necesarias, o no saldremos en varios años del estancamiento y de la inseguridad que nos oprime.

(*) Economista y empresario