martes, 3 de abril de 2018

Los acuíferos aportarían siete veces el agua de los embalses

MADRID.- Los cálculos apuntan que la capacidad de los acuíferos en España supera los 400.000 hectómetros cúbicos (unas siete veces el agua total que se puede recoger en los embalses). Y es una cantidad de agua que hoy en día se encuentra desaprovechada, bien por una falta de gestión, bien por una mala gestión, lo que da lugar a la sobreexplotación de las masas subterráneas, plantea hoy elEconomista.

Actualmente, la estimación de las reservas totales de los acuíferos de las distintas demarcaciones es de 48.000 hectómetros cúbicos, según Juan José Durán, director del Departamento de Investigación en Recursos Geológicos del Instituto Geológico y Minero de España (Igme), por lo que se podría multiplicar casi por 10 la capacidad de abastecimiento actual. 
Según los expertos, dadas estas cifras, una gestión regulada de los acuíferos, que incluyera la recarga artificial, se sumaría a las herramientas para planificación hídrica del país que permitiría hacer frente a los episodios climáticos extremos y al estrés hídrico. 
Y más teniendo en cuenta que entre el 25% y 30% de los recursos utilizados para abastecimiento urbano proceden de fuentes subterráneas, el 20% de los recursos para el riego -lo que supone el 28% de la superficie regada- y el 22% del agua para uso industrial.
"No existe un ciclo verdadero de gestión integral del agua. Se ha desasociado la fase subterránea del ciclo integral del agua urbana. No existe una solución única, pero vemos que, cuando tienen lugar las grandes discusiones políticas, se centran en trasvases, desaladoras, etc., pero existen distintas herramientas", se queja Fernando López Vera, presidente de la Fundación Fomento y Gestión del Agua.
La explotación del acuífero está, desde el punto de vista jurídico y a nivel nacional, "pendiente de desarrollo legislativo", apunta José Antonio de la Orden, investigador del Igme. 
A nivel europeo, la Directiva Marco del Agua considera la recarga artificial como una presión sobre las masas de agua subterráneas, es decir, por lo tanto, se considera un vertido. El Texto Refundido de la Ley de Aguas y el Reglamento de Dominio Público Hidráulico no hacen una definición de la recarga artificial de acuíferos, por lo que se extiende la consideración europea de vertido. 
"Hay que flexibilizar la normativa. Según la actual, la lluvia no cumpliría los requisitos, sería considerada vertido", explica Jesús Carrera, profesor de Investigación del Instituto Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua.
No es el único aspecto que preocupa al sector de la regulación sobre acuíferos. La titularidad del acuífero y de la recarga es otro de los aspectos que están pendientes de desarrollo normativo, así como la normativa de su aprovechamiento, lo que crea inseguridad jurídica para los operadores.
Además, el perímetro de salvaguardia del volumen de agua recargada, así como la flexibilización de la utilización conjunta, son aspectos que las empresas demandan que se regule para poder poner en práctica más proyectos de recarga.
"Empresarialmente no vamos a apoyar más, es la administración la que tiene que cambiar la ley y cambiarla radicalmente", indica Pedro Rodríguez Medina, director de Desarrollo Corporativo de FCC Aqualia. Hoy en día, tal y como está la legislación, apostar por la recarga artificial de acuíferos, "es más costoso, porque sería incluir nuevas fases en el tratamiento para ser capaces de recargar los acuíferos", continúa. 
De la misma opinión es Marina Arnaldos, responsable del Área de Recursos Hídricos, Producción y Regeneración de Cetaqua, quien apunta que "plantear que el operador va a hacer algo que no es rentable, no es posible. No va a tratar un agua para recargar un acuífero que no va a utilizar. Otra cosa sería que no tuviera que tratarla".
Por su parte, la administración parece no tener en su agenda a corto plazo este tema. Luis Martínez Cortina, consejero del Ministerio de Agricultura, asegura que "se puede hablar de ello en los planes hidrológicos del tercer ciclo; los segundos estaban muy centrados en la depuración. Pero no es algo ni inmediato ni sencillo". 
Y recuerda que las cuestiones medioambientales tienen prioridad en este asunto. "La Directiva Marco del Agua recoge la recarga artificial como una presión sobre nuestras masas de agua. Y el fin último de la directiva es preservar el estado de las masas. Lo que hay que demostrar es la inocuidad de lo que viertes".
Según Victor Arqued, secretario general de Planificación y Uso Sostenible del Agua, las líneas de actuación se centran en la actualización del inventario de recursos hídricos, ajustes en la caracterización de las masas de agua subterránea, el ajuste de los programas de seguimiento sobre las mismas, de las exenciones y la actualización y ajuste de los programas de medida.

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